jueves, 4 de julio de 2024

California XXIII – Sequoia NP III – General Sherman Trail

El General Sherman es, con sus 1.500 metros cúbicos de volumen, el mayor árbol del mundo. No es el más alto, pues mide 83 metros, ni el más ancho a pesar de sus más de 11 metros de diámetro en la base del tronco. La circunferencia alcanza unos impresionantes 31 metros.





Se estima que tenga unos 2.200 años y que pese 1.385 toneladas. Recibe el nombre de un general de la Guerra Civil, William Tecumseh Sherman.





Un aparcamiento cercano está acondicionado para la visita en silla de ruedas, pero para los que puedan caminar hay infinidad de senderos que conducen hasta este impresionante monumento natural.



Entre todas ellas, la más utilizada es la General Sherman Trail, que, partiendo de otro aparcamiento más grande, desciende unos sesenta metros (menos de la altura del árbol) por un sendero pavimentado en el que hay algunos escalones.





Por el camino encontramos bancos en los que poder descansar, así como la silueta de la base del árbol, representada con ladrillos en el suelo, para que podamos ver mejor la anchura de la sequoia.





El Sequoia National Park es el parque más antiguo de California, y, como su nombre indica, acoge infinidad de estos árboles. Fue fundado el 25 de septiembre de 1890.





Lo más curioso es que el árbol sigue creciendo a razón de 1 centímetro de ancho por año. En 2021 hubo que protegerlo, envolviendo su tronco con aluminio, de un incendio causado por un rayo. Si bien es cierto que estos árboles soportan bien el fuego, no se quiso correr riesgos. De todas formas, los bomberos pudieron controlarlo antes de que causara daños en esta zona.



Como es tan alto – su rama más baja está a 40 metros – es complicado hacerse una idea de las dimensiones, pero el diámetro de su rama más grande es de 2 metros.




Desde el árbol podemos volver caminando al aparcamiento, pero también hay un servicio de autobús para los más perezosos.

jueves, 20 de junio de 2024

Canadá XIII - Lago Maligne y Cañón Maligne

Las fotos son analógicas, de 2001 y están escaneadas. Corresponden a un viaje que hice a Canadá con un amigo, a las Montañas Rocosas. Llevábamos ya algunos parques nacionales a nuestras espaldas cuando llegamos al de Jasper, que es donde se encuentra este lago, aunque ello no impedía que siguiéramos disfrutando de un paisaje espectacular, bajo cielos tormentosos, como si fuera el primer día.


El Lago Maligne, con sus aguas de color azul oscuro, tiene unos 22 km de largo y alcanza los 97 metros de profundidad. Toma su nombre del tormentoso río que lo alimenta por el sur, y es el mayor lago de todo el parque.




El primer europeo en verlo fue Henry McLeod, en 1875. El lago ocupa en la actualidad una zona excavada por los glaciares, y está rodeado de impresionantes montañas.




La vida salvaje abunda: osos, ciervos mulos, muflones, además de otros que no llegamos a ver como lobos, caribús o alces.







Las fotos no hacen justicia al que es el cañón más profundo de las Rocosas. Es imposible registrar con una cámara el ruido y la fuerza del agua, las sensaciones que vivimos mientras cruzábamos las pasarelas y nos asomábamos a un abismo de 50 metros de profundidad.







Tras dejar el lago Medicine, el río Maligne fluye unos 15 km hasta alcanzar el lago del mismo nombre, pero antes, la roca calcárea facilita la aparición de cascadas, donde el agua se precipita con estrépito mientras negocia las curvas del terreno.





Seis puentes nos permiten apreciarlo de cerca, con caminatas aptas para todos, desde los más inexpertos hasta los más exigentes. Hace la friolera de veintitrés años que estuve por allí, pero no creo que la accesibilidad a todas estas maravillas, que muchas veces encontramos al borde mismo de la carretera, haya cambiado, Definitivamente, es hora de volver.

martes, 4 de junio de 2024

Nueva Zelanda XVII - Los Alpes del Sur

Hoy toca entrada de paisajes lejanos, en el espacio y en el tiempo, ya que nos vamos a las antípodas españolas, a un país maravilloso al que me gustaría volver sin dudarlo.





Los Alpes del Sur, o Alpes Neozelandeses es el nombre de una cordillera que discurre a lo largo del lado occidental de la isla del Sur. El pico más alto es el monte Cook, con 3.754 metros, que hace referencia al marino que dio nombre a estas montañas, aunque Abel Tasman ya los había registrado con anterioridad.






Los parques nacionales abundan en esta zona, aunque en realidad toda la isla es una preciosidad. Además, al estar tan lejos, lo normal es encontrar por aquí turistas que aman la naturaleza, el silencio y la tranquilidad. Son tantos los senderos, que es fácil huir de las aglomeraciones, si es que algo así existe en esta parte del mundo.






Según la Wikipedia, los Alpes del Sur se sitúan a lo largo de un borde de placas geológicas, que forma parte del Cinturón de fuego del Pacífico, con la Placa del Pacífico al sureste empujando hacia el oeste y colisionando con la Placa indoaustraliana, que se mueve hacia el norte, al noroeste. A pesar de la erosión, las montañas siguen elevándose hoy en día por la presión tectónica, provocando algunos terremotos al tiempo que nos recuerda que nuestro planeta cambia de forma constante.





Nueva Zelanda no es un país muy extenso, pero tantas maravillas naturales hacen que tengas que detenerte a cada minuto. Yo estuve tres semanas y apenas me dio tiempo para circunvalar la isla de Sur. El paisaje es muy variado, aunque no es habitual tener días tan soleados con los de estas fotos.







Hoy nos hemos centrado en el paisaje a ras de tierra, pero os recuerdo que los vimos desde el aire en esta entrada.