Poco a poco vamos desgranando algunos de los muchos templos que hay en la zona de Angkor, al menos los que vimos nosotros, ya que visitarlos todos es imposible, pues hay casi un millar (910 según el último recuento).
Hace un sol del demonio, y estoy sudando lo que no está en los escritos, pero el que algo quiere, algo le cuesta, así que toca subir por unos escalones empinados y desiguales.
Regresamos a nivel de suelo, donde observamos que el templo está formado por una serie de terrazas rectangulares concéntricas que se van elevando en cinco niveles hasta alcanzar los 22 metros de altura. Los 45 a los que se refiere la Wikipedia incluyen, pues, la altura de los prasats que hay en la parte más alta.
Hay que rodearlo, para poder apreciarlo desde todos los ángulos. Una chica me ve tomar una foto y se detiene para no estorbar. Como agradecimiento, cuando la veo enfilar la escalera que no es, le indico que hay otra más cómoda. Quid pro quo.
Es el primer templo en el que los jemeres decidieron usar exclusivamente piedra arenisca, en vez de la laterita, que era más fácil de manipular, pero presentaba un acabado más tosco. Los templetes (prasat) están, sin embargo, construidos con grauvaca, una piedra muy poco habitual en este tipo de monumentos.
Como podéis ver, se trata de una visita muy recomendable.