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viernes, 19 de julio de 2024

Austria II - Innsbruck

Entre febrero y diciembre de 2020 solo salí de Zug en cuatro ocasiones y una de ellas fue para ir a Asutria con un amigo en un coche alquilado, aprovechando que en Suiza nunca estuvimos confinados y que había muy pocos turistas recorriendo centroeuropa.


Había oído hablar tanto y tan bien de la ciudad austriaca que no llenó del todo mis expectativas, aunque tengo que reconocer que es bonita y que me alegré de haber ido. También es verdad que evitamos entrar en algunos monumentos, así que sería injusto no darle una segunda oportunidad ahora que no hay restricciones.


No en vano, la capital del Tirol, está localizada en el valle del Eno, en medio de altas montañas, y posee un casco histórico plagado de edificios emblemáticos.




Innsbruck se convirtió en ciudad a principios del siglo XIII, y suplantó a Merano (Italia) como capital del Tirol en 1420.

Nuestro hotel estaba muy cerca del famoso Tejado Dorado. Completado en 1500, la techumbre está decorada con 2.738 azulejos cobrizos dorados y conmemora la boda del emperador Maximiliano I con Blanca Maria Sforza.  El emperador y su mujer utilizaron el balcón para observar festivales, torneos y otros acontecimientos en la plaza que el tejadillo preside.






Caminando por el centro nos dimos de bruces con el
Arco del Triunfo, que fue construido en 1765 con motivo de la boda del archiduque Leopoldo con la princesa española María Luisa de Borbón. El lado sur del arco relata la boda de la joven pareja, mientras que su lado norte está dedicado a la memoria del emperador.



El
Hofburg (Palacio imperial) es el edificio principal de un complejo residencial antiguamente usado por los Habsburgo. El edificio original fue construido a partir de varias edificaciones preexistentes por el archiduque Segismundo alrededor de 1460. La estructura incluía fortificaciones medievales a lo largo de la muralla oriental de la ciudad como la Puerta Rumer, más tarde convertida en Torre Heráldica en 1499 por Jörg Kölderer bajo el emperador Maximiliano I. El palacio fue expandido varias veces durante los siguientes 250 años y reformado conforme a los gustos de cada época. Hoy, el Hofburg contiene cinco áreas museísticas: las habitaciones de María Teresa del siglo XVIII, el apartamento de emperatriz Sisí del siglo XIX, un Museo de Mobiliario, una Galería Ancestral, y una Galería de Pintura.




Como buenos turistas nos tiramos de cabeza por la gastronomía austriaca.




La
Catedral de Santiago es barroca, del siglo XVIII, y está dedicada al apóstol Santiago, hijo de Zebedeo. Sobre la base de los diseños del arquitecto Johann Jakob Herkomer, fue construida entre 1717 y 1724 en el sitio de una iglesia románica del siglo XII. El interior está encerrado por tres bóvedas en forma de cúpula que abarcan la nave y otra cúpula por encima de la capilla mayor. No tengo fotos, así que, conociéndome, debía estar cerrada, lo que es una pena, ya que alberga la pintura de María Hilf (María del Socorro) de Lucas Cranach el Viejo de c. 1530, que se muestra en el altar mayor. También contiene en la nave norte la tumba con dosel del archiduque Maximiliano III de Austria, Gran Maestro de la Orden Teutónica, que data de 1620. La catedral sufrió graves daños durante la Segunda Guerra Mundial, pero fue completamente restaurada en unos pocos años.



Para consolarnos del disgusto nos acercamos a
Bergiselstadion, un conocido salto de ski con capacidad para 26.000 espectadores que también estaba cerrado. Tuvimos que hacer la foto como pudimos.


Sí tuvimos más suerte con el Palacio de Ambras, pero de él ya os hablé en mi
otro blog. Nos conformamos entonces con dar otra vuelta por la ciudad una vez que se ha puesto el sol con otra cervecita, que aquí está siempre rica.






Me quedo con la sensación de que tengo que volver a Innsbruck a saldar varias cuentas pendientes.

miércoles, 24 de mayo de 2023

Austria I – Hallstatt

Hallstatt es una localidad del distrito montañoso de Salzkammergut, localizada junto al lago del mismo nombre y calificada como el pueblo más bonito de Austria. No nos pillaba de camino, pero al amigo que me acompañaba le encanta conducir y el verano de la Covid era el momento oportuno para verlo con pocos turistas.




Es una pena que el día no acompañara. No vimos el sol, terminaría lloviendo y  las aguas del lago presentaban un negro inquietante.






El pueblo es peatonal, por lo que hay que aparcar el coche antes de entrar y recorrerlo a pie. Los edificios están muy cuidados, con muchas flores y las calles lucen impolutas.






Etimológicamente el nombre de Hall probablemente proviene del término céltico con el que se denominaba a la sal, abundante en las minas cercanas. La localidad da su nombre a la cultura de la edad de Hierro denominada Cultura de Hallstatt. En 1997, el paisaje cultural de Hallstatt-Dachstein fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, y algunos de los hallazgos más antiguos de Hallstatt datan del 5000 A.C.





El rincón más bonito es la plaza principal (Marktplatz), con una fuente en el centro y edificios engalanados con flores.







El pueblo es una preciosidad, y está lleno de pequeños rincones y detalles.






La iglesia protestante está allí mismo, pero nosotros seguimos camino en busca de la foto que sale en todas las revistas de viajes.







La iglesia parroquial católica (Pfarrkirche) es una pequeña iglesia gótica que se comenzó a construir alrededor de 1181, mientras que su impresionante torre es del siglo XII. Fue terminada hacia el 1505, siendo restaurada en 2002. Durante las guerras religiosas que siguieron, la iglesia fue utilizada alternativamente por los católicos y los protestantes. Tiene un pequeño cementerio montañés a su lado.












Allí cerca hay una pequeña capilla (osario Hallstätter Beinhaus) que contiene una colección de unos 1.200 cráneos adornados. Este osario fue creado porque el cementerio de la ciudad se quedó pequeño y buscaron una alternativa que consistía en enterrar a los muertos durante diez años y después se exhumaban, se limpiaban y se colocaban los huesos en el osario. Las calaveras comenzaron a pintarse con los símbolos familiares (como hojas de roble, laureles o rosas). El orden de los cráneos define su relación parental.






Hasta el siglo XIX la única posibilidad de llegar a la localidad era en barco o por senderos estrechos. La tierra entre las montañas y el lago era escasa y estaba ocupada por la localidad misma. El acceso entre las viviendas y la orilla del lago se realizaba a través de una pasarela elevada sobre los áticos de las casas. El primer camino importante se construyó en 1890 por la parte oeste a través de la roca. En la siguiente foto podemos ver cómo los edificios literalmente trepan por la ladera del monte debido a la falta de espacio.




Ya solo nos faltaba desandar el camino y subirnos al coche para volver a Innsbruck.






Nos quedaron pendientes las famosas minas de sal, pero con los casos de Covid en auge no quisimos meternos en un lugar cerrado. ¡Lástima!