Los ahu son las plataformas sobre las que colocaban los moai en la Isla de Pascua. Aunque no hay dos iguales, la mayoría se parecen mucho entre sí, además de encontrarse cerca de la costa.
Pero siempre hay excepciones, y el grupo de Vinapú es uno de las más sorprendentes. Su parecido con la arquitectura inca es muy llamativo, y eso no pasa desapercibido ni para los estudiosos ni para los turistas que hemos estado en ambos sitios. Las comparaciones son inevitables.
Conocemos muy poco sobre la navegación por el Pacífico cuando ambas culturas estaban en auge y las teorías se multiplican, dando paso a todo tipo de especulaciones sobre si fueron los polinesios quienes llegaron a América o si las culturas precolombinas pudieron alcanzar islas tan aisladas como Rapa Nui.
Thor Heyerdahl consiguió demostrar, con su alocada expedición en la balsa Kon-tiki que era posible alcanzar las islas polinesias desde la costa americana, pero en mi modesta opinión se olvidó de una cosa importante: regresar al punto de partida. Porque todos sabemos los problemas que tuvo Colón para volver a Europa, así como lo que les costó a los exploradores españoles vencer la corriente de Humboldt, por no hablar del tornaviaje que inauguraría el Galeón de Manila. Una cosa es ir y otra bien diferente, volver.
En Wikipedia hay un artículo excepcional sobre estas navegaciones por el Pacífico, en el que se detallan las diversas teorías y se argumenta con pruebas que nombro más adelante. Porque una cosa está cada vez más clara: los polinesios y algunos pueblos precolombinos tuvieron contacto antes de la llegada de los europeos.
Lo que caracteriza y diferencia a este ahu, que en realidad es un grupo de tres, son las grandes losas de basalto y lo bien que encajan unas con otras sin necesidad de mortero. En ninguna otra parte de Rapa Nui hay uno parecido. Vinapú se encuentra al sur de la isla, en la parte oeste de la misma, muy cerca del aeropuerto, y como sucede con todos los ahu que no han sido reconstruidos, los moai andan tirados por el suelo como consecuencia de las luchas internas que se mantuvieron en los siglos XVIII y XIX.
Varios historiadores peruanos piensan que el ahu Vinapú habría sido construido por el inca Túpac Yupanqui durante su expedición al Pacífico en 1465. De hecho, en los Andes, una de las chulpas de Sillustani fue construida en tiempos de ese mismo inca Túpac de una forma muy parecida. De Sillustaní os hablé hace ya tiempo en esta entrada, por cierto.
Además del parentesco genético entre polinesios e indígenas americanos hay varios vocablos compartidos, a los que se añaden el cultivo del boniato (de origen americano) en Polinesia o la existencia de las gallinas araucanas (de origen asiático) en América del Sur.
Excavaciones y descubrimientos posteriores van dando argumentos cada vez más sólidos a quienes pensamos que hubo contacto entre estas culturas. De este modo, no se trata de una similitud meramente arquitectónica, sino que estamos hablando de mucho más. Esperemos que el transcurrir del tiempo nos traiga más claridad y nos haga entender mejor cómo pudieron producirse.
Fuentes que recomiendo a quienes estén interesados: Vinapú en Wikipedia y la página sobre los contactos transoceánicos precolombinos de la que os hablaba.