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domingo, 1 de marzo de 2020

Sicilia – Taormina

Llevábamos ya unos cuantos días en Sicilia cuando nos acercamos a Taormina, una ciudad fundada por los griegos en el siglo VIII a.C. Fue lo más cerca que estuvimos de la Italia continental, puesto que habíamos decidido prescindir de esa esquina de la isla por falta de tiempo.


Dejamos pues, atrás las faldas del monte Etna y nos asomamos al mar, que nos esperaba doscientos metros más abajo, accediendo a las playas a través de unas escaleras, aunque hay un teleférico que funciona desde 1992. Pero eso sería por la tarde cuando el color del cielo, aún azul, se hubiese tornado oscuro y gris.







Antes habíamos caminado por sus calles y plazas, visitando iglesias y jardines.






Hay muchos restaurantes, y en cualquier callejón te montan un puesto de fruta o te exhiben el marisco o el pescado. También encontramos las típicas marionetas.




Con apenas diez mil habitantes, Taormina, que se encuentra a medio camino entre Catania y Mesina, guarda un importante patrimonio cultural, cuyo máximo exponente es el teatro greco-romano. Me sonaba haberlo visto antes, y pronto descubrí dónde, en la película de Woody Allen, Poderosa Afrodita (1995). La verdad es que me sobran todos esos asientos de plástico, pero es el precio que pagar para conseguir financiación para mantener los monumentos.






Desde allí arriba vimos llegar la tormenta, que tuvo a bien dejarnos un tiempo prudencial para que nos pusiéramos a cubierto. Era mediados de junio, pero la granizada fue espectacular, con el agua saltando de escalón en escalón como alma que lleva el diablo.





Por desgracia, no hice fotos de la villa en la que nos alojamos, pero todavía recuerdo las vistas desde la terraza en la que esperábamos el desayuno. Una pareja de alemanes se sorprendió de que no hubiese nadie atendiendo; según ellos les habían indicado que el desayuno comenzaba a servirse a la hora que fuera, las ocho, las nueve, no lo sé exactamente, y nos preguntaron, creyendo que se habían equivocado. Pobres, les dije que aquello era Italia, no Alemania, y que el desayuno estaría dispuesto en cuanto llegase la dueña.

Taormina se puso de moda en el siglo XIX, recibiendo un turismo mayoritariamente británico, lo que no me extraña, porque tiene mucho encanto, un clima benigno durante la mayor parte de año y un ambiente acogedor y tranquilo. De hecho, hace ya más de una década que estuvimos por allí y aún la recuerdo con cariño.

Fuentes: Wikipedia y elaboración propia.