Llevábamos
ya unos cuantos días en Sicilia cuando nos acercamos a Taormina, una ciudad
fundada por los griegos en el siglo VIII a.C. Fue lo más cerca que estuvimos de
la Italia continental, puesto que habíamos decidido prescindir de esa esquina
de la isla por falta de tiempo.
Dejamos
pues, atrás las faldas del monte Etna y nos asomamos al mar, que nos esperaba
doscientos metros más abajo, accediendo a las playas a través de unas
escaleras, aunque hay un teleférico que funciona desde 1992. Pero eso sería por
la tarde cuando el color del cielo, aún azul, se hubiese tornado oscuro y gris.
Antes
habíamos caminado por sus calles y plazas, visitando iglesias y jardines.
Hay
muchos restaurantes, y en cualquier callejón te montan un puesto de fruta o te
exhiben el marisco o el pescado. También encontramos las típicas marionetas.
Con
apenas diez mil habitantes, Taormina, que se encuentra a medio camino entre
Catania y Mesina, guarda un importante patrimonio cultural, cuyo máximo
exponente es el teatro greco-romano. Me sonaba haberlo visto antes, y pronto
descubrí dónde, en la película de Woody Allen, Poderosa Afrodita (1995). La
verdad es que me sobran todos esos asientos de plástico, pero es el precio que
pagar para conseguir financiación para mantener los monumentos.
Desde
allí arriba vimos llegar la tormenta, que tuvo a bien dejarnos un tiempo
prudencial para que nos pusiéramos a cubierto. Era mediados de junio, pero la
granizada fue espectacular, con el agua saltando de escalón en escalón como
alma que lleva el diablo.
Por
desgracia, no hice fotos de la villa en la que nos alojamos, pero todavía
recuerdo las vistas desde la terraza en la que esperábamos el desayuno. Una
pareja de alemanes se sorprendió de que no hubiese nadie atendiendo; según
ellos les habían indicado que el desayuno comenzaba a servirse a la hora que
fuera, las ocho, las nueve, no lo sé exactamente, y nos preguntaron, creyendo
que se habían equivocado. Pobres, les dije que aquello era Italia, no Alemania,
y que el desayuno estaría dispuesto en cuanto llegase la dueña.
Taormina
se puso de moda en el siglo XIX, recibiendo un turismo mayoritariamente
británico, lo que no me extraña, porque tiene mucho encanto, un clima benigno
durante la mayor parte de año y un ambiente acogedor y tranquilo. De hecho,
hace ya más de una década que estuvimos por allí y aún la recuerdo con cariño.
Fuentes:
Wikipedia y elaboración propia.
Tiene que ser un buen sitio para pasar una temporada. Una habitación con vistas, un paseo diario, paradas en un bar o para comprar fruta...
ResponderEliminarCuánto encanto se desprende de esas imágenes y qué placer recorrer esos empedrados entre los resistentes muros de las casas. En lugares como ese vibra el pasado abrazado al presente.
ResponderEliminarCon tu entrada me han dado ganas de coger la maleta y poner rumbo a Italia, de momento me conformo con este paseo por Taormina.
ResponderEliminarAbrazos.
Ya ves me la perdí en mi viaje a Sicilia, la verdad que me hubiese gustado visitar esta bonita ciudad.
ResponderEliminarUn abrazo.
Bonita excursión, después de la mariscada que me comí, que desgraciadamente casi me sienta mal por todo lo que luego me mojé y es que en mi afán por hacer fotos, me olvidé del paraguas y tuve que proteger la cámara con mi cuerpo.
ResponderEliminarQué belleza de entrada! Hay algo que yo tengo y es mi cascada particular cuando llueve de esa manera y cae de la terraza a mi patio. Bueno, me fui por las nubes. Me encantaron tus fotos, la 1 2 3 10... todas. Gracias. Beso
ResponderEliminarUnas vistas espectaculares del mar. Me encanta todo lo romano Javier viví muchos años viéndolo a menudo en Mérida. Buena granizada, de esas que no se olvidan.
ResponderEliminarUn abrazo.
Impresionante esa granizada...Qué bueno que la documentaste
ResponderEliminarUn lugar con encanto.
ResponderEliminarSiglos después sigue manteniendo el mismo interés y atrayendo a más turistas.
·.
ResponderEliminarSin duda, un buen lugar a visitar si nos atenemos a tus fotografías.
Estoy convencido que el plástico se puede integrar, que remedio queda según expones, con un finalizado imitando color y rugosidad de la piedra. Con todo, por el disfrute de las ruinas merece la pena pagar ese precio.
Un abrazo
.·
LaMiradaAusente · & · CristalRasgado
Senior Citizen, buen clima, buena comida y cierta tranquilidad. Lo único, ls cuestas, pero así hacemos piernas.
ResponderEliminarUna mirada, Sicilia en general tiene muchísimo encanto. Lástima que la imagen que tenemos de ella sea tan violenta, porque la realidad es bien diferente.
Conchi, de momento lo de ir a Italia está complicado, pero Sicilia es muy recomendable para unas vacaciones.
Mari-Pi-R, es que está un poco apartada, en un rincón, y en Sicilia hay mucho que ver. Nosotros estuvimos casi dos semanas y aprovechamos para ver sitios menos masificados por el turismo que nos encantaron.
Un jubilado, bueno, ya sabes que el calor del Mediterráneo te seca pronto. Para la próxima un chubasquero, que nunca se sabe.
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.
Rosa María, qué bueno que te haya gustado. Sicilia es una gran desconocida que los españoles tenemos muy cerca. A nosotros nos encantó.
ResponderEliminarLaura M., en Sicilia hay restos romanos y griegos que merecen mucho la pena. Te iban a encantar.
Alí Reyes, tuvimos la suerte de que nos pilló en la zona de los restaurantes, por lo que pudimos guarecernos.
Contadora, parece que tiene algo especial, como si nos trasladase a finales del XIX. Me habría gustado quedarme más tiempo, porque destila tranquilidad, aunque sospecho que lo perderá con la temporada turística.
Alfonso, en Italia tienen tanto patrimonio que no pueden cuidar de todo, y en Sicilia la situación es todavía peor, de modo que hay que hacer de tripas corazón y aceptar ciertas cosas. Por otro lado, ver algún espectáculo en semejante escenario ha de ser impresionante.
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.