domingo, 1 de septiembre de 2019

Canadá X - Banf National Park

Miro las fotos como quien desentierra el fémur de un dinosaurio, consciente del tiempo transcurrido desde aquel primer viaje a Canadá, en junio de 2001. Sé que viví esos momentos mágicos, atravesando paisajes increíbles; tengo las pruebas en mis manos, pero me parecen tan lejanos…



Las fotos eran analógicas, hechas con una Nikon F80 que me 
dio muchas alegrías, y las he escaneado para poder subirlas a la Red.  Todavía recuerdo la sorpresa de encontrar lugares como Cascade Pond o el placer de adentrarse en bosques inmensos como los del lago Minnewanka, donde las montañas se reflejan y los picos aún conservan la nieve.






Llevábamos ya algún tiempo en Canadá, pero todavía éramos unos primerizos en eso de las Montañas Rocosas, y nuestra capacidad de asombro estaba lejos de saturarse. Todo nos parecía sumamente maravilloso, muy diferente a la Europa en la que vivíamos, y era frecuente tener que aminorar la velocidad porque la calzada está invadida por muflones poco dispuestos a ceder el paso. En esta parte de Canadá, la fauna tiene preferencia.


Conducíamos por la autopista trans-canadiense, pero cada dos por tres había que desviarse para llegar, por ejemplo, al lago Johnson, que es pequeño, pero tiene mucho encanto. Podríamos haber pasado allí días enteros, recorriendo senderos sin fin.





Pero en lugar de eso, nos acercamos al centro del parque y tomamos esta góndola para subir a Sulphur Mountain, desde donde disfrutamos de hermosas vistas, con el lago Minnewanka al fondo.





Descendimos hacia las aguas termales para visitar la cueva donde se gestó el primer parque nacional canadiense. El color del agua llama la atención y podemos visitar un pequeño museo. Según la Wikipedia, las aguas termales se calientan a una profundidad de tres kilómetros y se tiene constancia de que el lugar estuvo habitado al menos en el 10.700 a.C.

La primera referencia moderna a las fuentes termales es de James Hector, en 1859, mientras que la cueva fue descubierta por Joe Healey en 1875. No obstante, fueron unos trabajadores de la Canadian Pacific Railway los que comenzaron a explotar económicamente el lugar, atrayendo la atención del Gobierno, que decidió proteger un área de 26 km alrededor de la cueva, en lo que sería la génesis del cuarto parque nacional a nivel mundial (muchos lo consideran el tercero). En 1981 fue declarado formalmente lugar histórico nacional.


Todavía recuerdo lo mal que olían las aguas sulfurosas, pero por lo visto son excelentes para la salud.


Termino la entrada con una referencia al Hotal Banff Springs, en el que no entramos, pero que pudimos apreciar desde la otra orilla del río, junto a las Bow Falls. Es un establecimiento de lujo que se construyó a finales del siglo XIX (gracias otra vez, Wikipedia) aunque sufrió varias remodelaciones hasta llegar a su estampa actual.



Canadá es uno de mis países favoritos, y la experiencia de este primer gran viaje tiene mucho que ver en esa apreciación. Ojalá que pueda volver en más ocasiones.

11 comentarios:

  1. Que buenos recuerdos me traes de mi viejo viaje, yo también tengo fotos en papel de su día y pocas de ellas, ahora viajamos y no paramos de hacer.
    Un abrazo

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  2. Muflón de Dall. Recuerdo el capítulo que Rodríguez de la Fuente dedicó a esta especie en las Rocosas. Aquel viaje transportando el material de filmación adentrándose en una cueva donde muchos ejemplares podían haber perecido por atrapamiento al deslizarse por un escalón de hielo. Aquello hizo suponer erróneamente que, tal vez, se tratara de un cementerio de muflones.
    A mí también me gusta Canadá.
    Saludos.

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  3. Oye un muflón de esos a la parrilla, ¿que tal estaría? y si hay muchos, ¿quien se iba a dar cuenta?

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  4. Maravilloso.
    Mirar a través de fotos así de bonitas, es comprender que quien las fotografió lo vio todo con ojos nuevos, abiertos, limpios y rebosantes de ganas e ilusión.
    Me has transportado. El lugar es increíble y dan ganas de visitarlo en persona.

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  5. Serán fotos escaneadas pero no le quitan espectacularidad al paisaje, en el que la vista se pierde.

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  6. Cuando recordamos un viaje volvemos a vivirlo Javier.
    Nos traen los recuerdos de esos días. Las fotos del lago son una maravilla, y el escaneado quedó muy bien. Es bueno recordar.
    Naturaleza plena amigo.
    Un abrazo.

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  7. Mari-Pi-R, los tiempos cambian, y si antes tardábamos en gastar un carrete, ahora disparamos a todo lo que se mueva. Canadá es un país precioso, ¿verdad? Yo estoy deseando volver, para recorrerlo con calma y comparar con lo ya vivido.

    Javier G., tú allí serías feliz, con todos esos animales al borde de la carretera. El gran Félix nos descubrió a muchos el maravilloso mundo de la fauna.

    Un jubilado, me parece a mí que tendríamos que se unos cuantos para agarrarlo. ¿Has visto los cuernos que tiene?

    Contadora de Libros, Canadá es un país estupendo, y este es uno de los viajes de los que guardo mejor recuerdo. Y eso que nos llovió bastante. Pero claro, era mi primer gran viaje, y como dices, los ojos iban sin estrenar.

    Una mirada, son lugares preciosos, llenos de montañas, ríos, lagos y bosques sin fin aparente, cortados por alguna que otra carretera que apenas estropea el paisaje. Guardo muy buen recuerdo de este viaje y, de hecho, espero repetirlo algún día.

    Laura M., y tanto, por eso me gusta tanto tener un blog, porque no dejo de recordar y de volver a vivir. Tengo un buen escáner, y la cámara era muy buena. Solo faltaba un fotógrafo más experimentado.

    Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.

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  8. Hola Tawaki!! ya estoy de nuevo con vosotros después de un año de ausencia. Unas fotos maravillosas de Canadá, un país que me encantaría visitar.

    Un abrazo.

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  9. Conchi, me alegro de volver a verte por aquí. Canadá es estupendo, muy recomendable.

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  10. Qué paisajes hermosos, los reflejos en el agua quieta son geniales. Hermoso recorrido. Saludos.

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  11. Rosa María, fue de mis primeros grandes viajes, y la impresión fue grande, pues aún lo recuerdo bien a pesar del tiempo transcurrido. Las Rocosas están entre los paisajes más bonitos que he conocido.

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