En general, tuvimos suerte con nuestros guías en Vietnam, un país al que por lo visto, el turismo masivo está cambiando la cara, para bien y para mal.
Nosotros conseguimos viajar a nuestra manera la mayor parte del tiempo, con calma, visitando zonas menos masificadas como este río que os traigo hoy. No apunté el nombre, y por mucho que lo he buscado en Google Maps, solo sé que se encuentra relativamente cerca de Sapa.
Fue una propuesta de nuestro guía que no estaba en el programa; una forma de sacarse un dinero extra mientras que nosotros llenábamos unas horas que de otro modo se habrían perdido. Es una forma de ayudar a los locales al tiempo que se conocen lugares poco o nada frecuentados por el turismo habitual.
Sapa es una ciudad de la provincia Lào Cai, en el noroeste del país. Es una zona tranquila en la que habitan numerosas etnias locales, como los Hmong, los Dao iày, Xa Pho y Tay, que atrae infinidad de senderistas en busca de montañas, valles y terrazas con plantaciones de arroz.
Como estábamos en plena temporada seca, éstas no lucían de la forma habitual, y los amarillos predominaban sobre los verdes. De todas formas, la altitud hace que las temperaturas sean suaves, y por temporada seca se entiende que solo llueve la mitad de los días…
Así pues, los ríos conocen aquí dos estaciones. En noviembre el agua discurre con calma y te permite disfrutar de un paseo relajado, conociendo aldeas prácticamente inaccesibles por tierra.
El paisaje en ambas orillas es parecido y se mantiene virgen. La sensación es que aquí el tiempo transcurre mucho más despacio, sin grandes ajetreos.
Curiosamente, desde un punto de vista puramente económico, la pesca aporta muy poco. Es la agricultura, junto con la silvicultura, la que representa cuatro quintas partes de la vida local.
En ocasiones si nos salimos fuera de los circuitos convencionales nos encontramos joyas como esta.
ResponderEliminarSaludos.
Cómo nos has paseado por el país en otras entradas, Vietnam ya me parece un entorno tan diversos como familiar; esos ríos anchos que el paisaje bordea me parecen casi míticos, y eso que, en este de hoy, algunas fotos lo muestran con tramos que me recuerdan paisajes aragoneses, aunque sean zonas completamente diferentes.
ResponderEliminarTomás B., no todo van a ser monumentos de los que salen en Instagram. Esos también hay que verlos, pero descubrir los lugares y las culturas auténticas tiene su imortancia.
ResponderEliminarUna mirada, hay entradas más modestas, de esas que nunca van a salir en una revista de viajes, pero te aseguro que conocer estos rincones alejados de los circuitos turísticos da sentido a nuestros viajes. Me alegro de que te gusten. Aragón es rica en ríos, valles y aldeas; no me extraña que le encuentres parecido.
Muchas gracias a los dos por vuestros comentarios.