miércoles, 14 de febrero de 2024

Kenia 2.0 II – Rinocerontes blancos del Norte

Ya sabéis que soy un friki de los animales, así que a pocos puede extrañar que incluyese en mi último viaje a Kenia una visita a Ol Pejeta con la intención de ver a los dos últimos ejemplares de rinocerontes blancos de norte (Ceratotherium simum cottoni) que quedan en el mundo. Se trata de Najin, nacida en 1989 y de su hija Fatu, que vino al mundo en 2000.



Esta subespecie vivía en países asolados por las guerras como Uganda, Chad, Sudán del sur, República Centroafricana o República Democrática del Congo. Por si fuera poco, el auge del furtivismo durante el último cuarto del siglo XX, terminó con las esperanzas de recuperarlos, hasta el punto de que apenas un puñado de ejemplares sobrevivieron en algunos zoológicos. Desde 2011 se les considera extintos en libertad.





En el año 2000 quedaban seis ejemplares en el Zoológico de Dvůr Králové en la República Checa. Cuatro de ellos, dos machos y dos hembras, fueron trasladados a finales de 2009 a Ol Pejeta con la esperanza de que su entorno natural les animara a procrear. Por desgracia, todos los intentos fueron fallidos, y algunos años después, en 2015, se confirmó que ninguna de las dos hembras podría ser madre.





Por si fuera poco, Suni, uno de los machos, había fallecido en 2014 debido a un ataque al corazón cuando contaba con 34 años. El otro macho, Sudán, tuvo que ser sacrificado en 2018, a los 45 años, a causa de los dolores causados por una infección en una de sus patas,





La historia es larga, por lo que he decidido hacer una entrada doble. Aquí me centro en nuestra visita, mientras que en El corazón del escorpión os cuento otras cosas, como qué se está haciendo para recuperar la subespecie. En esta ocasión, he usado alguna foto de mis amigas entre las mías.



Amaneció un día parcialmente soleado tras las lluvias de la tarde anterior. Estamos en septiembre y es temporada seca, pero los efectos de El Niño lo han trastocado todo y llueve más de lo que nos gustaría. Habíamos pernoctado en Mutara, por lo que solo teníamos que atravesar la pista de tierra para adentrarnos en la reserva privada de Ol Pejeta.



Al principio me asustaron, porque estos rinocerontes están en un recinto especial fuertemente protegido y vigilado, con un número de entradas diarias limitado. Me temía lo peor, que después de haber viajado hasta aquí no pudiésemos verlos, pero solo tuvimos que esperar a que otros turistas terminaran su visita para acceder nosotros.



Estuvimos solos, sin límites de tiempo y hasta pudimos tocarlos ya que están habituados a la presencia de sus cuidadores. Eso sí, sin bajarnos del vehículo, por lo que algunas fotos las hicieron ellos desde el suelo.



Hay que pagar una entrada adicional de 70 dólares, pero a mí me mereció mucho la pena. Siempre digo que dentro de unos años se me habrá olvidado cuánto costó, pero el recuerdo pervive ya para siempre.



Habíamos visto muchos rinocerontes blancos durante el viaje, y distinguir una subespecie de otra no es fácil.  Milton nos dio algunas pistas: tienen las patas más cortas, más pelo en las orejas, una cola más larga y su piel forma más arrugas.





En realidad hay un tercer rinoceronte blanco en el recinto, una amiga para Fatu con el objetivo de que se adapten mejor a la vida africana después de que madre e hija hayan nacido en cautiverio. Tuvieron que serrarles parcialmente los cuernos porque por lo visto se zurraban entre ellas.



Poder verlas tan de cerca fue un auténtico privilegio, una experiencia que no me importaría repetir. Habrá quien diga que solo son dos rinocerontes más, pero a mí me emociona saber que son las últimas de su clase que quedan en el mundo.

13 comentarios:

  1. Espectaculares Javier. Y ya lo creo que mereció la pena pagar por verlas. Tiene que impresionar tenerlos tan cerca y tocarlos. Estupendos detalles. Bueno por el mundo hay muchas Najin y Fatu que se llevan a matar y no se les pueden cortar cuernos😊
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Emocionante de verdad, vaya moles de animales. Otra experiencia maravillosa, mi abrazotedecisivo.

    ResponderEliminar
  3. É estarrecedor saber que são os ultimos.
    Não sabia que viviam muitos anos;
    Bom final de semana.
    janicce.

    ResponderEliminar
  4. Debo habérmelo saltado, pero no se quien es el padre de Fatu...

    ResponderEliminar
  5. Da mucha pena que sean las dos últimas de una especie. Has tenido la suerte de verlas. Y pensar que esto lo hemos causado nosotros... Asombra la cantidad de especies que están despareciendo por nuestra culpa todos los años.
    Saludos!

    ResponderEliminar
  6. Me han gustado las fotos y el reportaje, con respecto a tu comentario añadiría uno que había en una tienda de objetos de baño bastante cara donde compramos unos accesorios. "El precio se olvida, la belleza permanece" y es cierto, esos objetos aún los mantenemos desde hace unos 50 años.

    ResponderEliminar
  7. Laura M., nunca pensé que pudiera llegar a tocaros, fue algo inesperado. Efectivamente, me hacía mucha ilusión y cumplí un sueño, otro más de una larga lista. Veremos cómo acaba toda esta historia.

    Sara, son enormes, el segundo mamífero terrestre por tamaño, pero transmiten nobleza. Como ellas están acostumbradas a los cuidadores, podemos acercarnos sin peligro y disfrutar de su compañía.

    A Casa Madeira, su vida es bastante larga, especialmente cuando podemos cuidarlos, pero los intentos de reproducción no están teniedo el éxito esperado. Confiemos en que al final se logre.

    Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.

    ResponderEliminar
  8. Senior Citizen, no te lo has saltado, no creo haberlo mencionado porque la entrada ya era bastante larga. El padre de Fatu fue Saut, un macho capturado en Sudán cuando tenía unos tres años. Estuvo en Chequia y en San Diego, y falleció en 2006.

    Ethan, creo que muchas personas no son conscientes de impacto que causamos al resto de vida en el Planeta. A otros muchos ni siquiera les importa, pero lo cierto es que deberíamos aprender más e involucrarnos más. Creo que el resto de especies lo merece.

    Un jubilado, a eso me refiero en concreto. No se trata de malgastar, pero a veces esos caprichos nos dan luego alegrías muy duraderas.

    Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.

    ResponderEliminar
  9. Muy bonito el reportaje Tawaki, pero a mi me daría mucho miedo de estar tan cerca de estos animales.

    Abrazos.

    ResponderEliminar
  10. Es realmente emocionante tu nota, ya que pronto solo quedarán en el recuerdo por lo que nos contaron. Un animal extraño del que me asombra sobre todo lo pequeño de sus ojos. Gracias por tan buenas fotos y todas las explicaciones. Un abrazo

    ResponderEliminar
  11. Conchi, pero si son como corderitos. Están acostumbrados a las personas y les encanta que les rasquen. La mayoría de los animales son pacíficos salvo que les polestemos.

    RosaMaría, así somos los humanos. A veces vamos demasiado a lo nuestro y nos olvidamos de que somos una especie más en este Planeta maravilloso.

    Muchas gracias a las dos por vuestros comentarios.

    ResponderEliminar
  12. Repasando ahora esto antes de meterle manos a tus nuevas entradas, pienso que si los africanos dispusieran de una sanidad en condiciones y medicamentos de verdad, quizá estos animales no estarían en vías de desaparecer.

    ResponderEliminar
  13. Senior Citizen, precisamente, esta forma de hacer turismo y de proteger el medio ambiente, esa forma de hacerles ver que un animal vivo vale más que uno muerto, pretende ayudarles. No es solo la sanidad, sino la falta de agua potable, de viviendas dignas, de infraestructuras, escuelas, etc. Es mucho lo que hay que hacer, y algunos pensamos que más vale ayudarles allí, en sus países de origen, que traficar con ellos, enriqueciendo a unos pocos sin resolver el problema real.

    ResponderEliminar