Habíamos pasado la mañana recorriendo la zona conocida The Mash, que es donde suelen concentrarse más animales, buscando infructuosamente algún leopardo, y se acercaba la hora de almorzar.
Dejamos atrás la parte más árida, acercándonos al agua, y donde hay agua siempre es más fácil encontrar elefantes. Esta madre nos vigilaba en actitud alerta, protegiendo a su cría.
Es común que cuando te ven llegar, los animales vuelvan grupas, ignorándote al tiempo que mantienen una distancia prudencial. Los que hacemos safaris lo conocemos como un “Africa from behind. Pero con un poco de paciencia, también encontramos un grupo dispuesto a posar para una foto familiar.
Cruzamos el curso de agua y los observamos desde el otro lado.
Los elefantes se acercan por grupos familiares, beben, retozan y se marchan, dejando el paso libre a otros, siguiendo un orden que solo ellos conocen. No necesitamos movernos, porque son los animales quienes vienen y van.
Estamos en mitad de una planicie inmensa, y como es el final de la temporada seca, la hierba está más amarilla que verde.
Nuestro guía coloca la mesa y las sillas plegables mientras sacamos los bocadillos y las cervezas, disponiéndonos a comer en el restaurante con las mejores vistas del mundo.
Pero aquí los animales son los reyes, se mueven a su antojo y aparecen por donde menos lo esperas. En mitad del almuerzo se presenta otro grupo de elefantes que se acercan por nuestra espalda. Se detienen y nos observan. En realidad, su lenguaje corporal nos indica que estamos en su camino y que eso no les gusta. En un acto magnánimo, nos dan la oportunidad de que nos apartemos, cosa que hacemos con calma y sin movimientos bruscos. Nuestro guía nos indica que subamos al jeep y desde él sacó esta foto, donde se ve el techo del vehículo, que muestra lo cerca que estaban. Pasado un rato, nos rodean y se dirigen al agua.
Estos otros estaban lejos, por mucho que el tele los acerque, pero ellos saben perfectamente dónde estamos y si nos movemos o no. Nos vigilan en la distancia porque es lo que hacen siempre con los posibles depredadores. Gracias a ese instinto, sobreviven.
Dejamos esa parte del parque y encontramos este antílope acuático (Kobus ellipsiprymnus).
El sol comienza su camino descendente y nosotros nos encaminamos al lodge, que en esta ocasión no está precisamente cerca.
¡Que lujo de restaurante! Y sin reservar mesa...
ResponderEliminar¿Comiendo elefantes?
ResponderEliminar-Jubi, lee bien
Ya decía yo, que aunque fuera solo un elefante para todo el grupo era demasiado.
Las fotos espectaculares.
Bonitas fotografías, estupendo reportaje. Me imagino que estarías encantado con el safari.
ResponderEliminarSaludos!
Contemplar a los animales salvajes en su hábitat es una experiencia única, y de eso sabes mucho. Supongo que,a fuerza de safaris, esos elefantes están ya a vuelta de los trasiegos de los humanos, pero me parece muy prudente que aligerarais el almuerzo y dejarais libre el camino, porque un grupo de elefantes cabreados serán temibles.
ResponderEliminarSaben muy bien cuidar su hábitat y cuando los humanos les estorban. Llegar y sin reservar, encontrar sitio en el mejor restaurante. Buenas fotos de ese gran grupo de elefantes. Gracias.
ResponderEliminarBuena semana Javier.
Un abrazo.
Qué experiencia! El recorrido que hacen seguro está en su cabeza trazado y hay de quien se interponga. Enternece ver las familias desplazándose y cuidando sus crías. Unas fotos maravillosas y abundantes, te habrás dado bien el gusto haciéndolas. Felicitaciones y abrazo. Justo estaba en Río Hondo disfrutando las aguas termales, me alegra tu regreso al blog. Beso
ResponderEliminarCorrección: ese "hay" va así: Ay de quien se interponga!!
ResponderEliminarUn precioso reportaje el que nos traes Tawaki. Yo creo que nunca me atrevería a hacer un safari.
ResponderEliminarUn abrazo.
Senior Citizen, un restaurante en el que no queda claro quién es la comida y quién el comensal, ja,ja. No, en serio, estas empresas se toman muy en serio la seguridad de sus clientes.
ResponderEliminarUn jubilado, los elefantes deben ser duros de masticar, aunque los leones no les hacen ascos.
Ethan, adoro los animales, así que disfruto mucho con los safaris fotográficos. De hecho, me escaparé a África de nuevo a la primera ocasión que tenga.
Una mirada, precisamente en este viaje estuvimos en sitios donde el turismo es reciente y los animales no están todavía acostumbrados a nuestra presencia. Tiene la ventaja de que se comportan de forma más natural, pero también es más difícil verlos porque huyen antes. Es esencial ir con un guía experimentado que sepa valorar los riesgos y actuar con prudencia.
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.
Laura M., nosotros somos los invitados a su hogar y es lógico que ellos tengan preferencia, aunque me parece que el tamaño también tiene mucho que decir en esta ocasión...
ResponderEliminarRosa María, ni te imaginas lo que disfruto con estos safaris fotográficos. Efectivamente, ellos tienen sus propios caminos y acuden a beber por grupos familiares para evitar conflictos. Conocer estas cosas es fundamental para no correr riesgos innecesarios.
Conchi, los hay para todo tipo de personas, en vehículos más o menos cerrados, por lo que la seguridad está a la orden del día. Si no haces locuras como bajarte y salir corriendo, no tiene por qué pasar nada malo.
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.
Que bonito reportaje fotografico y que gran aventura, me ha gustado mucho,saludos y feliz otoño.
ResponderEliminarJesús Álvarez, muchas gracias, me alegro de que te haya gustado.
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