Esa mañana amanecimos con un cielo completamente nublado que presagiaba lluvia, pero tuvimos bastante suerte y llegamos a
nuestra primera cascada sin mojarnos. Antes, en unos contenedores que había
junto a la carretera, encontramos un ratón que buscaba comida.
La cascada de Rjúkandi está junto a la N1, en el valle
de Jokuldalur, y solo hay que salvar un corto desnivel para alcanzarla. Si bien
hay otros saltos de agua, nos conformamos con éste, ya que, para variar, íbamos
cortos de tiempo.
En esta parte del país escasean los turistas, y estábamos completamente solos, disfrutando de un paisaje que pronto se volvería marciano.
Porque nos adentramos en una zona llamada Holsfjoll. Cercana al río Jokulsa, que pronto queda atrás, la carretera se separa del
curso de agua y se adentra en un paisaje de otro planeta en el que apenas hay
vegetación.
La oscuridad de las nubes le da un aspecto aún más
tétrico si cabe. Aprovechamos para detenernos y sacar algunas fotos mientras el
viento amenaza con derribarnos. La temperatura, ya de por sí bastante baja, nos
deja ateridos en pocos minutos a pesar de ser julio.
Seguimos camino hacia el lago Myvatn, pero antes nos desviamos para visitar otras dos cascadas en el Parque nacional Jokulsargljufur.
La Dettifoss la vemos desde el aparcamiento oeste, y aquí termina nuestra
suerte con la lluvia. No está claro cuánta agua nos cae del cielo y cuánta
viene arrastrada por el viento, pero el caso es que las cámaras peligran
seriamente.
Ello hace que no nos acerquemos demasiado al borde y
que admiremos la fuerza del agua desde los miradores que hay algo más arriba.
Una pena, porque si bien disfrutamos del espectáculo de la naturaleza, yo
prefiero hacer fotos cuando no llueve.
Las aguas provienen del glaciar Vatnajokull y está considerada la cascada más potente de Europa, con un caudal que oscila entre
los 200 y 500 metros cúbicos por segundo. Mide unos 100 metros de largo y tiene
una caída de 44 (Wikipedia). Como curiosidad, aparece en la escena inicial de
la película Prometheus (2012).
Un sendero muy llano y muy sencillo nos lleva hasta
otra cascada, la Selfoss, y en esta ocasión sí podemos acercarnos hasta la
orilla. Su altura es más modesta, pues solo cae unos 11 metros, pero sigue
siendo espectacular.
Aunque hay otro aparcamiento en el otro lado, la
lluvia y la falta de tiempo hacen que nos decantemos por seguir viaje, ya que
aún nos quedan muchas cosas por ver.
Pero de esas ya os hablaré en otra entrada.
Que maravilla de imágenes Tawaki!! Dices que había poca gente, pero es cuando mejor salen las fotos.
ResponderEliminarAbrazos.
Sí que resulta sorprendente ese paisaje semipelado en comparación con los profusos verdores que se esperan de un país con esa geografía. Pero también es cierto que el hielo y la nieve devastan la vegetación contundentemente.
ResponderEliminarQué maravillas acuosas has fotografiado. Ah, y el ratón... Hasta él parece encantador.
Me parece un lugar espectacular, el paisaje es precioso y la cascada impresionante, un buen fin de semana con una buena salida.
ResponderEliminarQué hermoso paisaje, solitario, gris. No pensé que hubiera tantas cascadas a cual más bella. Las fotos igual lucen estupendas. Un gran abrazo para caldear un poco el frío. La foto 15 y la 22 me encantaron por su potencia. Cariños
ResponderEliminarPensando en la temperatura que puede llegar a alcanzar en invierno, -38 °C en Grímsstaðir y Möðrudalur, en el noreste, el 22 de enero de 1918, tuvisteis suerte.
ResponderEliminarEn cuanto a los no turistas no me extraña, lluvia, y viento dos suficientes motivos para que la gente se quede en casa tomando un chocolate con churros.
Conchi, de hecho, si hay algo que no me gusta es que salgan desconocidos en mis fotos. En Islandia estás solo la mayor parte del tiempo, salvo en los lugares más turísticos.
ResponderEliminarUna mirada, tuve mucha suerte con el ratón y no sé quién se sorprendió más de ver al otro. Islandia es muy verde, pero también muy volcánica, con erupciones constantes, así que la vegetación sigue el ritmo como puede. La parte norte es muy salvaje, y uno atraviesa paisajes propios de otro planeta.
Mari-Pi-R, fue un viaje espectacular del que os voy trayendo pequeños retazos. Ir sitios tan diferentes siempre es muy interesante.
Rosa María, la isla está llena de ellas y solo pudimos ver unas pocas, pero aún así fueron muchas. Todas bonitas, todas diferentes. El paisaje es muy diferente al que puedas encontrar en la Europa continental, y eso le da encanto.
Un jubilado, los turistas van a los sitios más turísticos, así que el resto podemos disfrutar de la isla a nuestro antojo, lo que es una suerte. Pasamos frío, y era julio, no quiero ni pensar en lo que puede ser el invierno en estas latitudes.
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.
Loran Eisely Decía "Si hay magia en este planeta, está contenida en el agua" Me gusta verla correr libre Javier y admirar su fuerza.
ResponderEliminarMe encantan las fotos y mejor sin público.
Un abrazo.
¡Qué bonito! No me canso de ver fotos de Islandia.
ResponderEliminarCreo que para vivir, yo no aguantaría, me resulta un tanto inhóspito.
Pero tengo claro que para estar allí de visita, uno se siente pleno.
En otro Planeta.
Sorprendente lo mucho que me transmite esta isla. Precioso reportaje el tuyo, y gracias por tus impresiones y consejos. Me alegra que hayas disfrutado tanto este viaje.
Parece que en el momento menos pensado alguien va a correr ese cielo plomizo y llenarnos de luz.
Pero no nos confundamos, Islandia no tiene luz, la luz la lleva dentro quien pisa su asfalto y quien sonríe con cada cascada, explanada, cielo, geiser, piscina, mar, tierra mar y aire, naturaleza.....¡Con lo humano y lo divino!
Gracias por llevarnos un rato por esos lares. Con tu permiso yo me quedo un ratito en la foto número 2, ahí sentada silente, viendo y sintiendo. Escuchando y llenándome.
Viendo las fotos, he pensado lo mismo que Una mirada: que con tanta agua una espera más vegetación.
ResponderEliminarLaura M, y a mí también aunque creo que la magia se nos manifiesta de muchas maneras. Nosotros tenemos la fortuna de saber disfrutarla.
ResponderEliminarContadora de Libros, vivir debe ser complicado, con tantas horas de oscuridad y con un clima poco agradable, pero para unas cuantas visitas sí que da mucho de sí. Nos habría gustado caminarla más, pero es que hay tanto que ver que uno tiene la impresión de estar corriendo siempre de un lado para otro. Tenemos la suerte de saber disfrutar de las cosas, ya sea en casa o en el otro extremo del Planeta.
Senior Citizen, la temperatura es muy baja, y las erupciones son continuas. Es un terreno volcánico muy joven en el que apenas hay tierra. Los inviernos son durísimos y el viento, inclemente. No son las mejores circunstancias para que las plantas crezcan más allá de líquenes, musgos y arbustos. En otras zonas de la isla hay más vegetación.
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.