Queríamos aprovechar al máximo este tramo de la Great Ocean Road australiana, sacando partido a todos los puntos de interés, pero nos costó un poco encontrar por dónde empezar. Según la guía, las Princetown Wetlands Boardwalk merecían la pena, así como un mirador, pero lo cierto es que ambos nos supieron a poco. Es bonito, pero no como para tirar cohetes.
Otra cosa es acercarse a los Gibson Steps, uno de esos aperitivos que tienen casi la enjundia de un plato principal.
El aparcamiento es muy pequeño, y suele estar lleno, por lo que se recomienda aparcar junto a los Doce Apóstoles y recorrer el camino andando, pero como todos los tontos tenemos suerte, encontramos dónde dejar el coche. Entonces, casi desde el borde mismo de la carretera se abre el horizonte, al tiempo que un agua de color turquesa, digna de un folleto turístico, aparece ante nosotros.
Abajo, una playa de buenas dimensiones y con poca gente, nos espera. Accedemos por unas empinadas escaleras, teniendo cuidado de no resbalar con el agua que rezuma de la piedra.
Por una vez, le hemos ganado la partida a los grupos turísticos, aunque sospecho que ellos van a los Doce Apóstoles, desdeñando este paisaje que sin embargo está apenas a unos kilómetros. Mejor para nosotros, que podemos disfrutarlo.
Caminamos por la arena, comprobamos la temperatura del agua, aunque no nos bañamos. Aquí las corrientes nos son desconocidas y más vale ser prudentes.
Nos acercamos hasta unas rocas y un nuevo paisaje aparece, un aperitivo, como digo, de lo que nos espera dentro de un rato.
No me puedo creer la suerte que hemos tenido con el día. El sol ilumina las rocas, justo como a mí me gusta. Lo dicho: todos los tontos somos afortunados.
Estupendas fotografías como siempre. Tengo Australia muy en cuenta desde que mi cuñada estuvo estas Navidades. Nos ha contado verdaderas maravillas.
ResponderEliminarAbrazos!
Sí que es bonito todo. Lo que pasa es que tú has visto tanto que te parece poco. Solo con ver unas playas así, sin sombrillas, sin duchas... sin gente, vale la pena.
ResponderEliminarQué hermoso el azul del mar con esa gran roca que parece un inmenso buque que ha echado el ancla junto a la playa.
ResponderEliminarQué bonitos colores, que bonito mar, y todo para ti, eso es un privilegio. Entrada maravillosa viajero. Mi abrazotedecisivo
ResponderEliminarHola Tawaki, preciosas fotos nos regalas. Eres afortunado pero no tonto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ethan, sin saber por qué es un país que tenía entre ceja y ceja desde que puedo recordar. El principal problema es que es enorme, y que hay que elegir, pero es una maravilla.
ResponderEliminarSenior Citizen, quizás me exprese´mal. La playa me pareció un lujo. Es el otro paisaje el que me dijo poco. Sí, es bonito, pero también son muchos kilómetros los que hay que recorrer, y no es tan especial para alguien que llega desde las antípodas.
Una mirada, esos bloques van desapareciendo con la erosión, pero esta costa da para crear muchos paisajes nuevos; todos maravillosos.
Sara, la combinación de colores complementarios siempre queda bien en las fotos. Y si encima hace un día tan magnífico, es imposible no sentirse bien.
Conchi, me alegro mucho de que te hayan gustado. Yo volvería mañana mismo.
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.
Que preciosodad de playa Javier. El lugar es una maravilla y así es como gusta disfrutarlos. Me encantan las fotos y ese monolito de roca destacando..
ResponderEliminarNos volvió el frío amigo. Y hoy un poco de nieve.
Buena semana.
Un abrazo.
Laura M., es lo que tiene ir a un continente tan grande y tan deshabitado. Está muy lejos, pero merece tanto la pena que volveré a Australia en cuanto tenga ocasión. Un abrazo y que llegue el buen tiempo para quedarse.
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