Islandia es el escenario perfecto donde buscar fotos de esas que quedan bien en Instagram, aunque mi objetivo no sea precisamente ese. En cualquier caso, Internet está plagado de imágenes de esta fotogénica cascada, y yo añado algunas de las mías a la fiesta.
Se encuentra dentro del Círculo Dorado, un circuito muy turístico de unos 300 km por el sureste de Islandia, así que no esperéis disfrutar de esta cascada en soledad. No obstante, a pesar de los muchos turistas, el sitio es muy recomendable, imperdible, diría yo, y nosotros lo pasamos muy bien.
El acceso a la base de la cascada es muy fácil ya que se encuentra a pocos metros del aparcamiento. No olvidéis coger un chubasquero y una bolsa de plástico para la cámara, porque os vais a mojar, sí o sí.
Según la Wikipedia, el río Seljalandsa, cuyo nombre significa “río líquido” cae aquí desde una altura de unos 60 metros, por un farallón donde antes rompía el mar. En la versión inglesa, casi siempre más completa, se nos informa además de que el río nace en el glaciar Eyjafjallajökull. El volcán del mismo nombre se hizo famoso en 2010 cuando afectó a los vuelos en Europa.
La principal curiosidad de esta cascada es que la podemos ver desde dentro, entrando por un lateral y saliendo por el otro. Os recomiendo un calzado que soporte el agua y que sea apto para terrenos resbaladizos. Poco a poco, de forma respetuosa, porque todos queremos hacer las mismas fotos, vamos avanzando. El contraste de luz es alto, sobre todo en un día soleado como el que nos tocó a nosotros, así que vigilad el ISO.
Por lo visto, es posible subir hasta la meseta de arriba, pero nosotros preferimos dar un corto paseo a lo largo de la antigua escollera, apreciando otros saltos de agua más pequeños y disfrutando del verano, porque el paisaje espectacular a mediados de julio. El viento arrastraba el agua en el momento de precipitarse al vacío.
Por desgracia, la falta de tiempo, una constante en nuestros viajes, nos obligó a marcharnos sin poder explorar más la zona. Veo fotos en la Red y me doy cuenta de lo cerca que estuvimos de otra cascada, más pequeña y escondida, la Gljufrabui, de unos cuarenta metros de alto.
Recomiendan ver esta cascada por la tarde, cuando la luz del atardecer la ilumina, pero no nos cuadraba ese horario, pues teníamos multitud de cosas por ver.
Desde 2017 pende la amenaza de un centro de visitantes cuya construcción está de momento parada. Confío en que no altere demasiado el paisaje.
Que bonita la cascada... Lo que más me gusta es esa parte que parece una cortina transparente.
ResponderEliminarSiempre estamos amenazando a la naturaleza, ahora más que nunca hasta límites intolerables. Son brutales tus imágenes de bonitas, me puedo imaginar, todo el que va a Islandia vuelve completamente hechizado. Ains si yo dejase atrás este pánico mío a volar...sería una de las islas que antes visitaría. Mi abrazotedecisivo
ResponderEliminarTodas las cascadas suelen ser preciosas yo conozco dos de ellas desde muy cerca, una, la Cola de Caballo en Ordesa y la otra la Cascada del Sorrosal en el propio Broto (Huesca).
ResponderEliminarUnas bellísimas fotografías de este tu viaje a Islandia, en el que seguramente lo pasasteis fabulosamente bien y alegres. Ver estos paisajes tan verdes y bonitos, con esas caídas de agua, es toda una alegría. Deduzco que el viaje fue en verano, pues ahora en noviembre en Islandia me temo que domine el hielo y la nieve. A estos sitios nórdicos, para disfrutar de los paisajes y del campo, es mejor ir en verano. Un abrazo.
ResponderEliminarOpino como tu sobre el centro de visitantes Dyhego, las fotos y el paisaje son una maravilla.
ResponderEliminarAbrazos.
Senior Citizen, me habría gustado fotografiarla por la tarde, pero no había tiempo para esperar. Es un lugar precioso.
ResponderEliminarSara, somos los mayores depredadores, pero también hay muchas personas que se dedican a ayudar. No está todo perdido. A mí me encanta volar y es el medio de transporte más seguro. Ya sé que no te basta con mis palabras, pero hay cursos para perder el miedo. Ojalá puedas hacer uno y te sirva, porque es un placer una vez superas la aprensión.
Un jubilado, no sé qué tiene el agua que nos emboba. Yo podría estar horas viéndola caer desde lo alto. Estuve en Ordesa de niño, pero no creo que llegásemos tan lejos. La de Broto no la conocía, pero Huesca es una provincia con unos paisajes epectaculares.
J.S.Vila, lo pasamos de maravilla, y el sol nos dio la bienvenida, aunque luego hubo un poco de todo, como corresponde a esta isla tan expuesta a las fuerzas de la naturaleza. Fuimos en julio, cuando los días son más largos. En invierno hay que ir si lo que uno persigue es ver las auroras boreales.
Conchi, todos tenemos derecho a visitar estas maravillas, pero hay que hacerlo de una forma responsable, sin destrozar la naturaleza que deseamos admirar.
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.