jueves, 9 de marzo de 2023

Australia XIII - Nelson y Bridgewater Blowholes

Apurábamos ya nuestros últimos días en Australia, en una Great Ocean Road cuyos objetivos principales habíamos cumplido. Ahora solo se trataba de averiguar hasta dónde llegaríamos antes de regresar a Melbourne para tomar el vuelo de vuelta a Europa, y ese punto sería Nelson, una pequeña población que, sin embargo, cuenta con dos playas inmensas. Una se abre al océano, y nos muestra el lado más salvaje de una costa solitaria batida por el viento y las olas.






La otra es una playa de estuario, más recogida pero igualmente espectacular. Está en la desembocadura del río Glenelg, que da nombre a un parque nacional que habíamos recorrido a toda prisa esa misma mañana.



Desde allí condujimos por la costa hacia el este, hasta llegar a otra playa que se encontraba cerca de nuestro siguiente destino. Eran casi las tres de la tarde y todo parecía indicar que nos quedaríamos sin comer cuando encontramos un kiosco playero en el que servían comida.

Pedí una cerveza local y el dueño, queriendo hacerse el listo, me ofreció una que tenía 8,2 grados, añadiendo que si me tomaba tres, no me las cobraría. Le contesté que había vivido dos años en Bruselas, donde este tipo de bebidas se las dan a los niños de pecho y que por tanto tenía un máster en cervezas fuertes. Retiró entonces su oferta, lo que salvó también mi honor, porque tres de éstas, con el calor que hacía, me habrían matado sin duda. Fue un farol por otro.




Almorzamos muy bien, descansamos un rato y volvimos a ponernos en marcha, descartando una colonia de focas porque había que caminar demasiado y no nos daba tiempo. En lugar de los mamíferos, vimos otra parte de la costa en la que la naturaleza muestra su poder, los Bridgewater Blowholes.



El mar golpea con fuerza, y dependiendo de la marea, se introduce en las cavidades de las rocas, expulsando aire y espuma. Estamos sobre los restos de una enorme caldera, que es lo que queda de un antiguo volcán.




Al otro lado del aparcamiento encontramos carteles anunciando un bosque fósil y enseguida me vienen a la mente los fabulosos árboles petrificados que vi en La Leona, en Argentina. Pero estos de aquí no son verdaderos árboles, sino formaciones de roca caliza que la lluvia ha erosionado, dejando unos pináculos de entre uno y tres metros de alto, aunque hay alguno que llega a la veintena. Son bonitos, pero nada tienen que ver con el bosque tragado por una duna que cimentó la leyenda original.





La ruta no puede ser más fácil, muy llana y muy corta, pero nos permite hacernos una idea de cómo eran estos acantilados.




Portland es una pequeña población que se encuentra apenas a 15km. Buscamos la oficina de información, pero ya había cerrado, así que nos contentamos con ver el puerto, algunos edificios notables y esta iglesia antes de poner rumbo a nuestro motel.





Es una iglesia católica, consagrada a todos los santos, que se terminó de construir en 1862, el mismo año en el que la futura beata Mary MacKillop se hizo cargo de su cuidado y de la educación de los niños de Portland. Así lo vemos en una de las vidrieras.

7 comentarios:

  1. Alucinantes los arboles petrificados; eso sí es un espectáculo de auténtica naturaleza muerta. La verdad es que Australia, lo que has ido trayendo de ella, me resulta sorprendente, tan extrema en sus paisajes.

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  2. ¡Hola, Javier!
    He paseado gratis y maravillosamente; la narrativa excelente y las imágenes espectaculares, todas muy bonitas e interesantes. Millones de gracias por compartir tus experiencias. No he visitado Australia, con tus magníficas publicaciones, ya me atrae ese destino.
    Cordiales saludos.

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  3. En este caso en un jet semiprivado, he viajado hasta Nelson, en concreto hasta el puente que atraviesa el río Glenelg, el piloto se la ha jugado, pero me ha dejado felizmente encima del puente, lo malo va a ser al volver que igual tengo que hacerlo a nado. La cerveza me da envidia, pero de momento estoy fresquito en casa.

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  4. El bosque fósil es espectacular.Gracias por el paseo.

    Un abrazo.

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  5. Una mirada, los anuncian como árboles, pero en realidad es caliza. Eso sí, son impresionantes. Estoy deseando volver a Australia, no una, sino muchas veces.

    Rud, me alegro mucho que te guste. Dedico mucho tiempo a mis entradas, y siempre reconforta saber que son bien recibidas. Yo siempre quise ir a Australia, quizás por ser un lugar tan diferente. Ve si puedes, no te defraudará.

    Un jubilado, espero que el cambio de zona horaria no te haya afectado demasiado. La cerveza estaba muy buena, pero con esa graduación hay que tener cuidado.

    Conchi, Australia tiene unos paisajes increíbles, con mucha variedad de ecosistemas, animales, plantas y monumentos naturales.

    Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.

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  6. Qué buenas fotos, mirarlas ampliadas es un placer y un descubrimiento en cada una. También me fui a ver los árboles petrificados de La Leona, que no conocía. Todo una maravilla recorrerlas con tus estupendas fotos. Muchos lugares de aquí no se ofrecen en recorridos habituales y los concertados individualmente salen caros para nosotros. Vuelvo a tu post: Preciosos y muy bien explicados. La cerveza estaría muy buena, aunque yo prefiero la negra y con espuma... me dicen que no sé tomar cerveza. Abrazo grandote y a seguir viajando.

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  7. Buen paseo australiano con tus comentarios y fotografías, gracias por compartirlo.
    Saludos!

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