domingo, 23 de agosto de 2020

Vietnam XIII – Hoy An IV – Vida nocturna

Las fotos no son buenas porque todavía tengo que aprender a hacerlas con poca luz, pero espero que os hagáis una idea de cómo era esta ciudad por la noche en comparación con lo que os he mostrado en otras entradas que encontráis en el precedente de este blog, Más extraño que la ficción. Ahora los farolillos de colores ya están encendidos.




Las calles que estaban medio vacías durante el día se han llenado de gente que pasea, compra o vende, aprovechando que la temperatura es más suave y agradable. Los cafés y terrazas rebosan y hay mucha animación.




Los vendedores preguntan, pero no son tan pesados como en otros sitios. Una negativa y se van. Por todas partes venden barcas de papel con velas encendidas. Deseos, plegarias que navegarán río abajo hasta apagarse o hundirse.



Es pronto para cenar y nos sentamos en una de las terrazas a tomar una cerveza. Junto a la carta hay un aviso en varios idiomas. Se ruega a los turistas que no compren cosas a los niños, y que tampoco les den dinero, ya que el gobierno intenta erradicar la práctica de utilizarles para la mendicidad. Bravo por los vietnamitas, es algo que apruebo.



Porque este es el momento más duro del viaje, algo que pasa cuando se visitan ciertos lugares aún en vías de desarrollo. Allí estamos nosotros, sentados en una terraza con el bolsillo repleto de dólares y una cerveza en la mano mientras justo enfrente nuestra, una niña de unos ocho años vende barcas de papel con velas junto a su madre.




Sonríe, salta, va y viene entre los turistas, se hace fotos con ellos e incluso consigue vender alguna. Un dólar es mucho para ella; nada para mí, pero me quedo quieto porque sé que no le haría ningún bien, estoy de acuerdo con lo que dice el cartel y creo que hay mejores formas de ayudarles. Eso no quita que sea muy difícil o que lo pases mal.





Dicho sea de paso, no vimos pobreza extrema en Vietnam. Con mayor o menor holgura, parece que el giro que dieron hacia la economía de mercado, les está trayendo prosperidad. No es que naden en la abundancia, seamos realistas, pero tampoco carecen de los bienes de primera necesidad.





Las calles de esta ciudad rezuman actividad, las tiendas están abiertas y hay un poco de todo, desde trajes hechos a medida en pocas horas y sospechosamente baratos, hasta otro tipo de ropa que es más cara que en Europa.




Como no soy de hacer compras, me fijo más en los bares donde sirven copas de vino de varias partes del mundo y en los restaurantes.




No en vano, la comida vietnamita es una de mis favoritas.

9 comentarios:

  1. Muy bonitas todas las fotos.
    Yo soy más de ver cosas por el día, me gusta mucho más, pero reconozco que hay lugares (como éste) donde de noche se aprecia una belleza especial, diferente y auténtica con tantos farolillos y colores.
    Siempre da pena ver a alguien que pide en las calles, y más pena sentirte impotente de no poder ayudarles. Solo espero que la ayuda del gobierno para erradicarla mendicidad, pase por algo más que aconsejar al turista no darle dinero.
    Me quedo con la idea de haber cogido uno de esos farolillos y ponerlo sobre el agua, viéndolo alejarse mientras un quizá se aproxima.
    Gracias por compartir. Un beso.

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  2. Las fotos sí son buenas porque muestran muy bien el ambiente, la vida de la ciudad. ¿Como estarán ahora esas calles?

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  3. La noche y la iluminación siempre le dan un aspecto diferente a cualquier lugar, si, además, el día resulta agobiante, cómo o sair a disfrutar del entorno cuando el Sol queda envuelto en sombras...
    Cuando se trata del prójimo es muy difícil conciliar el sentido común y las sensaciones. También he vivido esa situación de estar consumiendo en una terraza y acercarse una persona pidiendo o vendiendo y no es sencillo determinar qué hacer. Por eso siempre doy o compro algo, para acallar ese grito silencioso que me nace en lo más profundo del cerebro.

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  4. Geralmente quando viajamos compramos coisas das
    pessoas só para ajudar; me incomoda um pouco estar sentada em
    um belo lugar comendo algo ou bebendo muitas das vezes aquela
    cervejinha importada k, e não comprar algo dos ambulantes ou
    vendedores; tem pessoas que fazem que não veem esse tipo de coisa
    eu pessoalmente não consigo me incomoda.
    Adorei conhecer o lugar, junto com as suas descrições.
    Bom finalzinho de mês.

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  5. La 14 me gustó mucho, raro no? Las que están centradas también y la que tiene las mujeres vestidas de rosa; la 10 tiene las lámparas grandes iguales a las blancas que tengo en mi dormitorio, en el comedorcito que es más pequeño tengo dos también blancas. Me encantan. Precioso y completo muestreo, todo me gustó. Me hubiera gustado compartir esa comida.Gracias por el paseo y por la descripción. Beso

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  6. De golpe me invadió la nostalgia y me fui a pasear por ruta 40. Lo pasé de diez, por lo menos viajamos con tus fotos y relatos. Cariños

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  7. La noche tiene su momento y, este que nos muestras es ideal. Tampoco hace falta trasnochar para disfrutar de esas primeras luces multiplicadas del comercio. Te ha quedado muy bien el apogeo de la ciudad en la noche.
    Una gran noche, sí señor...
    Saludos.
    De acuerdo contigo, es duro ignorar a un niño tratando de venderte algo pero, satisface mucho atajar el negocio a sus explotadores.

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  8. Contadora de Libros, cuando se visitan países en vías de desarrollo y uno sale más allá del hotel de lujo, hay que estar preparado psicológicamente, porque el choque cultural es duro. Quiero pensar que el dinero que dejamos allí los turistas llega a todos, aunque no soy tan ingenuo como para pensar que de forma equitativa. Hoi An me gustó mucho, de día y de noche. Es una ciudad llena de encanto.

    Senior Citizen, imagino que completamente vacías, al igual que las tiendas y los restaurantes. Es una situación muy triste que golpea más a los más necesitados.

    Una mirada, el ambiente durante el día era estupendo, pero al llegar la noche se despertaron los sentidos y las calles se llenaron de animación. Es un lugar mágico. Yo procuro dar dinero a través de asociaciones, propinas, etc, pero evito dar dinero a los niños por muy mal que pueda sentirme.

    Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.

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  9. A Casa Madeira, you feel uncomfortable and it is not easy to decide what to do, right? After having discussed this with a lot of people in many countries, I decided to help them in a different way, but the bad feeling does not vanish.

    Rosa María, me alegra mucho que Ruta 40 siga sirviendo su propósito y que alguien pase por allí. Fue un viaje espectacular. En cuanto a Hoi An, solo puedo decir que el lugar me encantó. Es una ciudad de cuento, con muchos lugares interesantes que visitar.

    Javier G., es inevitable sentirse mal, pero hay que ser coherentes y pensar cómo se les ayuda más. Siempre hay otra forma. En cuanto a lo que vivimos esa tarde-noche, solo puedo decir que Hoi An es una joya. Me encantó visitarla.

    Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.

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