Ya os he
hablado en otras ocasiones de este parque nacional estadounidense, así que no
os pillará por sorpresa nuestra fascinación por él a pesar de que solo pudimos
disfrutarlo durante unos días. Ya lo dijo John Muir, un naturalista del siglo
XIX y un gran viajero, al pisar estas tierras: Ningún templo construido por
manos humanas puede compararse a Yosemite. Sus palabras siguen vigentes a día
de hoy.
Después de
ver el valle en otras entradas, que es donde nos concentramos la inmensa
mayoría de turistas a pesar de que solo ocupa un 1% del parque, hoy nos toca
ascender por la Glacier Point Road, recorriendo sus 16 millas (algo menos de
diez kilómetros) para acceder a un mirador espectacular.
Enfrente tenemos
las Yosemite Falls, que con sus 739 metros de altura son las cataratas más
altas de Norteamérica, aunque en realidad habría que dividirlas en los tres
tramos que la componen.
Y el Half
Dome (media cúpula) un inmenso bloque de granito gris al que un glaciar
cleptómano de carámbanos largos robó la mitad de su masa.
El sol se
aproxima al horizonte y las sombras de las montañas van ganando terreno.
Mientras, las ardillas aprovechan la época de abundancia para engordar.
Nos
gustaría quedarnos más tiempo, pero hemos de hacer unos cuantos kilómetros
todavía para llegar al motel, así que desandamos camino y vemos a un viejo
conocido, el Capitán, iluminado por el sol de la tarde. Mide algo más de 1.000
metros, pero sus paredes verticales son todo un reto para los escaladores, que
con frecuencia pasan la noche colgados de la roca.
Allí
arriba, en el mirador, el sol todavía rozaba las cumbres, pero en el valle
pronto se hace de noche, dejándonos, eso sí, un bonito atardecer entre los
árboles.
Realmente es grandioso ese parque, pero que "panzá" de caminar...
ResponderEliminarLa primera vez que conocí Yosemite fue en los libros de escalada. Menudo trozo de piedra donde las presas para superarse en el ascenso, junto a sinuosas fisuras, era algo digno de reflexión antes de acometer semejante aventura.
ResponderEliminarEs una pena no haber estado allí, pero, en tus fotos lo veo fenomenal.
Saludos.
Tiene una belleza impresionante. Saludos. H.
ResponderEliminarQué bonito e imponente... La Naturaleza es sorprendente en todos sus aspectos y recorrer el mundo es una experiencia única. Gracias, hermosas fotos. Beso
ResponderEliminarUn museo natural de alcurnia donde la Naturaleza expone el arte pacientemente esculpido durante milones de años.
ResponderEliminarSenior Citizen, es un país enorme, con muchas zonas protegidas, así que el caminar se puede hacer todo lo largo que uno quiera. Merece mucho la pena, aunque solo sea por ver las zonas más turísticas.
ResponderEliminarJavier G., había gente escalando el Capitán, un monte mítico con esas paredes tan verticales. A pesar del tiempo transcurrido es una visita de la que guardamos gratos recuerdos.
Homeronica, me alegro de que te haya gustado. Como ves, me gusta mucho compartir lo que veo.
Rosa María, y que lo digas, es una de las cosas que más me gustan, ver las maravillas de este planeta nuestra, que son muchas y variadas. Aquí los paisajes son impresionantes.
Una mirada, muy cierto, el tiempo labra a base de paciencia estos paisajes que nosotros ahora disfrutamos. Ojalá seamos capaces de conservarlos para las generaciones futuras.
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.
Espectacular!! Einstein decía "Mira profundamente en la naturaleza y entonces comprenderás todo mejor"
ResponderEliminarQue cierto es amigo, comtemplarla es descubrir su inmensidad.
Un abrazo.
Laura M., y tanto que es cierto. Hay lugares que te impelen a meditar sobre ello, y este es uno bien conocido que merece mucho la pena.
ResponderEliminar·.
ResponderEliminarEstar ahí es haber entrado en el paraíso.
El Capitán es una visión imborrable, aún teniéndola hace tiempo como salvapantallas del ordenador.
Un abrazo viajero
.·
LMA · & · CR
Alfonso, es un parque excepcional en el que apenas estuvimos el tiempo suficiente como para rascar su superficie, y aún así nos gustó y nos impresionó. Imagino lo que debe ser adentrarse por los senderos y descubrirlo en soledad. Un abrazo.
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